SÁMANO: YA NO SOY DE LA PLEBE
Parece ser que tras perder las elecciones del mes
junio el anterior alcalde procedió como no podía ser de otra forma al abono de
las nominas y finiquitos correspondientes de los trabajadores de la Junta vecinal antes de dejar
el cargo. Sin embargo, casualmente, tal por haber estado uno de ellos los 7 meses
anteriores de baja laboral, tal vez por haber perdido por una escasa docena de
votos con la consiguiente “cagalera cerebral” que le debió producir, al alcalde
se le olvidó que tenía una persona más como trabajador de la Junta y se marchó sin abonarle.
Pero no queda ahí la cosa, y cuando llega y toma
posesión del cargo el nuevo alcalde pedáneo, se le pone de manifiesto esta
situación y asombrosamente…. quien hasta entonces había realizado una campaña
electoral exhalando a diestro y siniestro la más absoluta generosidad y
comprensión hacia todos sus vecinos y ciudadanos con promesas de “buen hacer”, sufre la tan conocida y profunda transformación del
“acta de designación del político” ( sí,
esa que arrastra hacia los más profundos abismos del mismísimo infierno
hasta al más puro- purísimo de los mortales) y le deleita a este trabajador las
siguientes palabras …”yo pago a los que
trabajan para mí, a los demás que les pague el anterior alcalde, y en tu caso…
cobrarás lo más tardar posible”.
Dicho.. y hecho, el alcalde abonó las nóminas del
referido mes de Junio al resto de trabajadores y les continuó abonando dichos
salarios con posterioridad, salvo el del trabajador.
Así las cosas, el trabajador realiza por escrito la
oportuna reclamación ante la Junta Vecinal….sin
respuesta. Un mes más tarde realiza una segunda reclamación algo más formal
nuevamente por escrito,…sin respuesta.
¿Nos
encontraríamos ante alguna misteriosa abducción de los máximos responsables de la Entidad Local por
inexplicables fuerzas de la naturaleza que les impedía ponerse en contacto con
la plebe,…?
Tras esta grata actitud de la Junta vecinal y el interés prestado por su máximo
representante en los problemas de los ciudadanos y de la propia Entidad Local,
el trabajador se ve obligado a instar la oportuna demanda de conciliación ante
el servicio de mediación y arbitraje de Santander. Resultado… no es que no
hubiera respuesta, en un alarde absoluto de desprecio hacia las labores básicas
inherentes a su cargo y hacia el propio ciudadano ahora en un escalafón
inferior, ni tan siquiera el Sr. Alcalde se dignó a acudir personalmente o
mandar a alguien. Estos son nuestros gobernantes.
A fecha de hoy, habiendo transcurrido cuatro meses sin
nómina, sin finiquito, (menos mal que el banco aprieta pero no ahoga), el
trabajador se ve obligado a adelantar el coste judicial a los efectos de
interponer la correspondiente demanda por discriminación laboral y reclamación
de cantidad frente a la Junta Vecinal,
recordemos que el resto de trabajadores son pagados puntualmente (no podemos
suponer sino porque al Sr. Alcalde le caen bien, dejando a parte el hecho de
constituir la contraprestación a su trabajo claro está ). Así que, como se dice
por ahí, “si querías taza, toma taza y media”.
Ya les seguiremos contando el desarrollo de los
acontecimientos.
Con todo ello, no queda sino realizar una profunda
crítica y recordar a determinados personajes que cuando confunden el realizar
zanjas y manejar maquinaria (con los
debidos y máximos respetos a esta loable profesión) con la responsabilidad de
estar al frente de una entidad local y el deber inherente de prestar un trato y
atención en condiciones de igualdad hacia todos los ciudadanos y hacia los
trabajadores de la misma en particular, tal vez sea mejor no presentarse a las
elecciones o, una vez presentado….. Dimitir.
Ojalá algún día tengamos un sistema político y
electoral que impida que determinadas personas sin la debida preparación puedan
acceder a determinados puestos políticos con el perjuicio que ello conlleva en
la toma de decisiones para el resto de los ciudadanos, siendo presentados y
elegidos simplemente por su cara bonita, por ser los más conocidos del pueblo (
o por la promesa de mantener los convenios forestales y seguir abonando a
“algunos” de sus vecinos-votantes las resultas de la venta de madera
proveniente de los montes públicos de “todos”). Y entiéndase “preparación” en el
sentido amplio de la palabra ya que, sin limitarnos a los títulos
universitarios y masteres del universo (pues todos sabemos que hay quienes los
enmarcan en oro de dieciocho quilates y no saben hacer la “o” con un canuto),
en muchas ocasiones nos encontramos con políticos sin los más “básicos” niveles
educativos y así, teniendo en cuenta excepciones excepcionalísimas, la regla general debiera ser “zapatero a tus
zapatos” y “de donde no hay no se puede sacar”.
Ojalá algún día se exija un mínimo de diligencia, de
profesionalidad para estar al frente, porque mientras no se haga así, a este País
no le levanta ni Dios.
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Nada hay más terrible que una ignorancia activa.
ResponderEliminarY en el caso de Samano, es supina.