Cambia Tu Barrio
Los planos de la ciudad dicen que estamos en una intersección cualquiera –Novena Avenida con la calle Shewet–, pero los vecinos se obstinan año tras año en reinventar el lugar como la Plaza Compárte-Lo. Dentro de unos minutos vamos a comprobar el porqué de tan curioso nombre.
Los niños son los que más madrugan y se apropian de la calle, aprovechando que hoy no pueden pasar los coches. Los mayores llegan pertrechados con rodillos, brochas y botes de pintura, mientras la madrina Betty Beal prepara el desayuno comunal (“Tea for You”) e invita a los voluntarios a reponer fuerzas. El día promete ser gratificante y largo.
El pintor Pat Wojciechowski saca de la carpeta el boceto del estanque de nenúfares que van a pintar entre todos sobre el duro asfalto. Uno de los círculos azules estará dedicado a la paz y a la sostenibilidad. En el rincón de los niños, habrá un caimán juguetón, asomando entre los cañaverales. Una inmensa flor rosa marcará el centro de la intersección, que nunca volverá a ser la misma.
A la mañana siguiente habrá que frotarse los ojos al pasar por la Plaza Compárte-Lo. El sudor y la imaginación han quedado ya estampados en ese estanque colorista y casi tridimensional en plena calle. Los automovilistas no sólo ralentizarán la marcha, sino que sentirán la tentación de bajarse del coche, y chapotear en el asfalto como un niño más, o compartir tal vez un café o un buen libro con los vecinos, apostados en los parterres o sentados en los bancos de arcilla.
La ciudad posible se llama Portland… “Nadie nos dio permiso, pero así es como comienzan las revoluciones”, apunta Mark Lakeman. “Nosotros somos parte de la solución, y no podemos quedarnos cruzados de brazos mientras un puñado de políticos y urbanistas deciden cómo se hace una ciudad. Empezamos como un movimiento de resistencia civil, ocupando espacios y reinventándolos. Las autoridades nos miraban con recelo, pero acabaron subiéndose al carro”.
Una vez al año se celebra la gran Convergencia Vecinal. Los Reparadores de la Ciudad se apropian de medio centenar de espacios, algunos de ellos tan emblemáticos como la Sunnyside Plaza (con un mandala amarillo y rojo que actúa como gran disuasor del tráfico). El activismo ecológico y social rezuma entonces por todos los poros de la ciudad, coincidiendo con el festival floral y con el Pedalpalooza (trepidante celebración de la cultura de la bicicleta).
Todo gira en torno a una misma idea: crear comunidad. No en vano, el estudio de arquitectura de Mark Lakeman se llama precisamente así –Communitecture– y entre sus más recientes obras está el arborescente Rebuilding Center, el mayor espacio consagrado a la reconstrucción con materiales usados en EEUU.